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Pasa las noches llorando,
riega el llanto sus mejillas;
no hay nadie que la consuele
entre todos sus amantes;
sus amigos la han dejado
y se le han vuelto enemigos.

Desterrada y humillada,
Judá sufre esclavitud
y habita entre las naciones
sin encontrar su morada;
todos sus perseguidores
le han dado caza en su asedio.

De luto están las calzadas
de Sión, sin peregrinos;
sus puertas están en ruinas
y sus sacerdotes gimen;
sus doncellas se lamentan
y ella padece amargura.

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